Sister Rosa Lin was born on January 18, 1927. In August 1947, Rosa Lin went to Xiamen (Amoy) and then after some time in that place she asked to be admitted to our Congregation. She was there, waiting for the visa to enter the Philippines at our novitiate, when the Communists were already advancing rapidly through China. The Bishop offered her and another young woman who expected the same thing as her, to leave China and go to Hong Kong to another Congregation, but they did not accept: they wanted to become Missionaries of St. Dominic. And they continued helping the sisters in the hospital and in the Santa Infancia. They stayed with the sisters living the sisters’s lifestyle, although they were not yet starting the novitiate. When the Communists seized the Santa Infancia, they sent them along with the sisters to the fathers’ house. When the friars and sisters were expelled, they stayed there alone, because they were not allowed to leave. A communist couple went to live at the house, so they were closely watched. Rosa continued working in the parish. And they continued to live in poverty. Rosa, along with Teresa, suffered a lot, all kinds of persecutions, not only religious; the soldiers also pursued them to marry them. Some days, as she later narrated, soldiers would go at two in the morning, beating the door with the tips of their weapons and they, on their knees with their arms crossed, prayed imploring the protection of God. They never opened the door! They were also the mainstay of Christianity in the middle of this communist jungle. The Christians did not dare to gather together to pray if they were not present. When China opened to tourists, our sisters went to meet them and the girls of the Santa Infancia and see what had been left of their properties. They found them! And they expressed 11 their strong desire to belong to the Congregation as true religious. They had remained virgins waiting for this day to come! After resolving procedures with the Congregation for Institutes of Consecrated Life, Sister Rosa came to Taiwan, and after being instructed about our norms, she took the habit and made her first profession on September 2, 1993, and the following day, September 3 made her perpetual profession at our St. Catherine convent, Taishan. At last she had achieved her dream! Although assigned to DIS Taipei, she went back to China, because as she said: she could not abandon her Christians until her death. In 2004 her assignment was changed to the Casa Nuestra Señora del Sto. Rosario, Lindong, China, but she still lived in the old Fathers' house with one of our Chinese sisters. Due to the dangers in the old house, in 2013, the bishop of Xiamen gave her a small room within the parish complex. On May 19, 2021, Sister Rosa became seriously ill, she used to go to the hospital to receive emergency treatment, but according to the doctor it no longer made much sense. The sisters of the Congregation and her nephew did not want her to suffer in the hospital, therefore, on May 23, she was brought home. Our Chinese sisters cared for her until she returned to the Lord on June 1, 2021 at 10:37 a.m. Once she recounted how she started her life in China. "I came to Xiamen to learn foreign languages in the Catholic Church and prepare myself to go to the Philippines." At that time, there was an orphanage behind the church, where the sisters took care of the orphans. St. Joseph's Hospital was also at the back of the church. There were many Russian and Spanish doctors and Spanish sisters who served there. So, she used to go to the hospital every day as an assistant, taking care of the patients and handing out things to the doctors so that she could get in touch with the language and learn while she working as volunteer. At that moment, Rosa Lin realized that it was God's will for her to come to Xiamen, such a beautiful place. She concealed the thoughts and the expectation of a better life in her heart from her family members, and she resolutely joined the ranks of the sisters of the Catholic Church in Xi’an Lu. In addition to volunteering every day, she prayed before the cross. Although she had not aspired to become a religious at the time, what she was doing was entirely the work of religious sisters. In an instant, more than 70 years had passed. Now that she is in her 90s, the locals call her "Second Aunt." In 1947, she came to Xiamen from Zhanghua in Taiwan alone. At that time, she was flourishing and she dedicated herself to the work of the orphanage and the hospital next to the Catholic Church. It seemed that simple tasks did not require special skills. She took practical action to love all who visit her in life. With her ordinary life, she kindled the hope of many children and patients, and gave them hope and love. Therefore, many Catholics in Xiamen have considered Sister Rosa not only as a religious sister, but have already considered her as thier relatives. Time flies like an arrow, seventy years passed by in an instant. The once very young girl has now rested in the arms of the Lord. Sister, you have lived the Christian faith. You are our role model. You are the witness of the joy of Christ. Please pray for us in heaven, so that we may also live in His divine love at all times and give true witness of Him. ¡Querida hermana, descanse en el Señor! P. Jarvis Sy, OP y Sor Edith Jia, OP |
Sor Rosa Lin nació el día 18 de enero de 1927. En agosto 1947, Rosa Lin fue a Xiamen (Amoy) y luego después de un tiempo en ese lugar pidió ser admitida en nuestra Congregación. Estaba allí, esperando la visa para entrar en Filipinas en nuestro noviciado, cuando los comunistas ya avanzaban rápidamente a través de China. El Sr. Obispo les ofreció a ella y a otra joven que esperaba lo mismo que ella, salir de China e ir a Hong Kong a otra Congregación, pero no aceptaron: querían ser Misioneras de Sto. Domingo. Y siguieron ayudando a las hermanas en el hospital y en la Santa Infancia. Vivían con las hermanas llevando la vida de ellas, aunque aún no estaban haciendo el Noviciado. Cuando los comunistas se incautaron de la Santa Infancia, las mandaron junto con las hermanas a la casa de los padres. Al ser expulsados los padres y las hermanas, ellas se quedaron allí solas, pues no las dejaron salir. A la casa fue a vivir un matrimonio comunista, por lo que estaban muy vigiladas. Rosa continuó trabajando en la parroquia. Y siguieron viviendo en medio de una gran pobreza. Rosa, junto con su compañera Teresa, sufrieron mucho, toda clase de persecuciones, no solamente religiosa, sino que también las perseguían para casarse con ellas. Algunos días, según conto después, iban a las dos de la mañana pegando a la puerta con la punta de sus armas y ellas, de rodillas con los brazos en cruz, rezaban implorando la protección de Dios. ¡Nunca abrieron la puerta! Eran también el sostén de la cristiandad en medio de esta jungla comunista. Los cristianos no se atrevían a reunirse para rezar si no estaban ellas presentes. Cuando China empezó a dar de turistas, nuestras hermanas fueron para encontrarse con ellas y con las niñas de la Santa Infancia y ver como habían quedado las propiedades. ¡Las encontraron! Y ellas expresaron su vivo deseo de pertenecer a la Congregación como verdaderas religiosas. ¡Se habían mantenido vírgenes esperando que llegara este día! Solucionados los diversos trámites con la Congregación para Institutos de Vida Consagrada, Sor Rosa vino a Taiwán, y después de ser introducida en nuestras normas, el día 2 de septiembre de 1993 tomo el hábito e hizo su primera profesión y el día siguiente 3 de septiembre hizo su profesión perpetua en nuestro convento St. Catherine, Taishan. ¡Al fin había logrado su sueño! Aunque asignada a DIS Taipéi, marchó de nuevo a China, pues como decía ella: no podía abandonar a sus cristianos hasta su muerte. In 2004 cambió su asignación en la Casa Ntra. Sra. del Sto. Rosario, Lindong, China, pero ella sigue viviendo en la casa antigua de los Padres con una de nuestras hermanas chinas. Debido a los peligros en la antigua casa, en el año 2013, el obispo de Xiamen le ha dado una pequeña habitación dentro del complejo parroquial. El día 19 de mayo del año 2021, Sor Rosa se puso enferma fuertemente, solía ir al hospital para recibir tratamiento de emergencia, pero según el médico ya no tiene mucho sentido; las hermanas de la Congregación y su sobrino tampoco querían que sufra en el Al encuentro del Padre SOR ROSA LIN (LIM TOAN) a los 94 años de edad y 28 de vida religiosa 10 hospital, por eso, el día 23 de mayo, volvió a casa. Nuestras hermanas chinas la cuidaron hasta que regresó al Señor el 1 de junio de 2021 a las 10:37 a.m. Una vez estaba contando cómo comenzó su vida en China. “Vine a Xiamen para aprender idiomas extranjeros en la Iglesia Católica y prepararme para ir a Filipinas”. En ese momento, había un orfanato detrás de la iglesia, donde las monjas se ocupaban de los huérfanos. St. Joseph's Hospital también estaba en la parte trasera de la iglesia. Hay muchos médicos rusos y españoles y monjas españolas que sirven allí. Así que ella misma va al hospital todos los días como asistente, cuidando a los pacientes y entregando cosas a los médicos para que pueda ponerse en contacto con el idioma, aprendido mientras puede ser voluntario. En este momento, Rosa Lin se dio cuenta de que era la voluntad de Dios que viniera a Xiamen, un lugar tan hermoso. Así que ocultó los pensamientos de sus familiares y la expectativa de una vida mejor en su corazón, y se incorporó resueltamente a las filas de las monjas de la Iglesia Católica en Xi’an Lu. Además de ser voluntario todos los días, ella oraba ante la cruz. Aunque no había aspirado a convertirse en monja en ese momento, lo que hizo fue totalmente obra de monjas. En un instante, fueron más de 70 años. Ahora que tiene más de 90 años, los lugareños la llaman "Segunda tía". En 1947, llegó a Xiamen desde Zhanghua de Taiwán sola. En ese momento, ella estaba floreciendo y se dedicó al trabajo del orfanato y el hospital al lado de la Iglesia Católica. Parecía que los trabajos simples no requerían habilidades especiales. Tomó acciones prácticas para amar a todos los que la visitan la vida. Con su vida ordinaria, encendió la esperanza de muchos niños y pacientes, y les dio esperanza y amor. Por lo tanto, muchos católicos de Xiamen han considerado a la hermana Rosa no sólo como una monja, sino que ya la han considerado como sus parientes. El tiempo vuela como una flecha, pasaron setenta años en un instante. La chica una vez joven ahora ha descansado en brazos del Señor. Hermana, has vivido la vida de la fe cristiana. Eres nuestro modelo a seguir. Eres el testigo del gozo de Cristo. Por favor, ruega por nosotros en el cielo,para que vivamos también en su amor divino en todo momento y demos verdaderos testigos de él. ¡Querida hermana, descanse en el Señor! |